martes, 15 de enero de 2019

Montserrat del Pozo: “Integramos la diversidad para no discriminar la diferencia”



Usted es pionera en la aplicación de la teoría de Howard Gardner, ¿por qué cree en las inteligencias múltiples?

La teoría de las inteligencias múltiples incorporada al currículum y llevada a las aulas es la respuesta más adecuada a la realidad de que todos los alumnos son diferentes y aprenden de manera distinta.

¿Por qué se decidieron a aplicar esta teoría?

Tras varios años buscando la mejor opción para dar respuesta a las necesidades de aprendizaje de cada alumno conocimos personalmente a Howard Gardner y no tuvimos dudas de incorporar al currículum su teoría.

¿Cómo se detectan las inteligencias de cada alumno?

Basta ofrecerle un abanico de posibilidades y observar qué elige, cómo interactúa y qué preferencias manifiesta. El maestro que acompaña, orienta, observa y documenta el aprendizaje de cada alumno, pronto descubre cuáles son las inteligencias que tiene más desarrolladas y cuáles necesita potenciar.

¿Qué se pretende conseguir a nivel educativo con este tipo de aprendizaje?

El objetivo es ofrecer a cada alumno los medios adecuados y las mejores posibilidades para que pueda llevar a cabo su aprendizaje de la mejor manera posible. Integramos la diversidad para no discriminar la diferencia.

¿Están los profesores preparados para aplicar esta teoría en su día a día?

Es cuestión de formación, de mucho trabajo en equipo y de generar comunidades de aprendizaje. “Aprender haciendo”, como recomienda Piaget también es válido para los profesores. Nosotros hemos pasado de ser un colegio que enseña, a ser un centro donde todos aprendemos.

¿Cómo pueden los padres potenciar las capacidades de sus hijos?

Cuánto más los observen, cuántas más y más variadas oportunidades les ofrezcan, cuánto mayor número de actividades les propongan, verán como las capacidades de sus hijos se acrecientan. Y, por supuesto, cuanto antes comiencen, mejor.

Usted ha afirmado que los colegios son verdaderos gimnasios creativos. ¿A qué se refiere?

La creatividad consiste en tener una mirada diferente que permite ver lo que otros no ven y aportar algo nuevo, a partir del propio bagaje cultural, intelectual y sensorial. Cuando un colegio le da a cada alumno la posibilidad de expresarse de acuerdo a sus inteligencias, se le valoran sus aportaciones y se le amplían los ámbitos de aprendizaje, se le está facilitando el ejercicio de la propia creatividad.

¿Qué importancia tiene la creatividad en educación?

Es fundamental. Si todos son distintos, no podemos encerrarlos en unos resultados idénticos ni en procesos iguales, no sería real. Permitir al alumno su peculiar forma de expresión es ayudarle a crecer en sus fortalezas y a la vez posibilitarle que descubra y potencie aquellas que tiene menos desarrolladas.


¿Qué competencias deberían potenciarse en la escuela del siglo XXI?

Todas. Cuantas más, mejor. Ayudar a los alumnos a ser competentes, que no competitivos, es objetivo de la educación. Para ello, cuantas más oportunidades se ofrezcan, mejor.

Desde el Col·legi Montserrat, ¿qué transformaciones hicieron que les llevaron a la innovación?

Primero modificamos el currículum para poder presentar de manera diferente los contenidos exigidos por la Ley de Educación e incluir nuevas materias, adecuadas a las exigencias de la sociedad y a las inquietudes del alumnado. Simultáneamente transformamos las metodologías, ya que no se puede aprender algo distinto sin recursos diferentes.

¿Por ejemplo?

Usamos métodos que facilitan el aprendizaje y enseñan a pensar; como el aprendizaje cooperativo, el aprendizaje basado en la resolución de problemas, el Visible Thinking,workshops o el trabajo por proyectos.

¿Qué otros cambios implementaron?

Nos decidimos por una evaluación continua y amplia que requiere de la observación diaria y directa y que se ayuda de la documentación y de un intercambio de opinión con el propio alumno y con otros profesores. El uso del portfolio como instrumento de evaluación es una herramienta muy válida porque implica y motiva al alumno en el proceso de su aprendizaje.

Y el papel del profesor, ¿cómo queda con estas transformaciones?

Se ha convertido en guía, tutor, entrenador de cada alumno, al que debe conocer y valorar. También se ha transformado el rol del alumno, al que se le reconoce protagonista de su aprendizaje y al que se le fomenta su autonomía. Con estos cambios también hemos tenido que transformar la organización del colegio. Los horarios, los espacios y los tiempos están al servicio del proyecto educativo en su totalidad.

La última transformación…

El cambio arquitectónico para poder generar nuevos espacios de aprendizaje. Espacios grandes, pero no dispersos, que permitan encontrarse para exponer o debatir un tema, que ayuden a la interiorización y al trabajo personal. También hay espacios de encuentro en donde, sentados en su sofá o sobre una alfombra con cómodos cojines, puedan aprender unos de otros.

Por último, ¿qué importancia le otorga a las nuevas tecnologías, como Tiching,en este proceso educativo?

Las tecnologías son recursos en manos de profesores y alumnos que permiten una serie de posibilidades que sin ellas serían imposibles. Visitar los mejores museos del mundo o tener en directo las conferencias de los mejores especialistas, sin moverte físicamente… son algunas de las oportunidades que la tecnología ofrece.

Cortesía de http://blog.tiching.com/

Al maestro con cariño



Por Antonio Pérez Esclarín
La celebración  del Día del Maestro me brinda la oportunidad de insistir  en la transcendencia de su misión y el deber, en consecuencia, de tratarlos con el respeto y la consideración que se merecen.  Si queremos que la educación contribuya a acabar con la pobreza, debemos primero  acabar con la pobreza de los educadores y con la pobreza de la educación.
Desde hace tiempo vengo repitiendo que para la reconstrucción de Venezuela y para el futuro de la humanidad, los educadores somos  más importantes que los economistas, los políticos y los militares. En la actual sociedad del conocimiento,  la educación es el medio fundamental para combatir la violencia, aumentar la productividad,  afianzar la  convivencia y la paz y lograr un desarrollo económico y humano sustentable. La educación es el pasaporte a un mañana mejor  pues, como ya lo intuyó  Bolívar, los países avanzan de acuerdo  al nivel de su educación.
A todos nos conviene tener más y mejor educación y que todos los demás la tengan. Sin educación o con una pobre educación  es imposible el progreso, la prosperidad y la paz verdadera. Por otra parte,  todas las investigaciones coinciden en que el elemento más importante para una educación de calidad es contar con educadores de calidad, es decir, comprometidos, apasionados y en formación permanente, ya no para aumentar el currículo, sino para servir mejor a sus estudiantes.
La riqueza de un país  no consiste en sus materias primas, sino en la calidad productiva y moral de sus ciudadanos. Educar es formar personas plenas y ciudadanos productivos y solidarios.   Por ello, resulta preocupante que si bien la educación es un medio esencial para salir de la crisis; hoy, en Venezuela, la propia crisis está llevando al colapso total de la educación, pues son muchos los docentes que se han ido, piensan irse,  o han abandonado su profesión por considerar que el sueldo nos les alcanza para vivir. Por otra parte, muchos alumnos no consideran ya  la educación como un medio de ascenso social o para garantizarse una mejor vida, lo que les ha llevado a  abandonar sus estudios.
Para salir de este círculo vicioso, necesitamos hoy educadores resilientes,  creativos, que no se rinden, sino que asumen  las dificultades como oportunidades para inventar la educación necesaria, pues saben  que educar es algo más sublime  que enseñar conocimientos y materias. Educar es formar personas y ciudadanos,  cincelar corazones generosos y solidarios, dar la mano, ofrecer los ojos para que los alumnos puedan mirarse en ellos y verse comprendidos y queridos.
Los educadores somos los parteros del alma; los padres dan la vida, padres y educadores juntos debemos dar sentido a esa vida, pues educar es continuar la obra creadora de Dios, ayudar a nacer ese hombre o esa mujer que Dios soñó cuando los creó. El quehacer del educador es misión y no simplemente profesión. Implica no sólo dedicar horas, sino dedicar alma. Exige no sólo ocupación, sino vocación. El genuino educador está dispuesto no sólo a dar clases, sino a darse, a gastar su vida para que los demás tengan vida en abundancia.
Por ello, un abrazo solidario y admirado a  todos esos maestros y maestras anónimos que, a pesar de los problemas y dificultades,  viven con ilusión y entrega su vocación de servicio.
Cortesía de https://antonioperezesclarin.com

lunes, 14 de enero de 2019

SER MAESTRO A LO JESÚS.


Felicidades a todos los maestros, que en este día renovemos nuestra vocación, porque Jesús les sigue llamando a formar parte de sus mensajeros y constructores del Reino, que a pesar de las dificultades mantengan el compromiso y la esperanza, porque la vocación trasciende lo temporal. Hoy más que nunca luchemos por construir el Reino de Dios en nuestro país y por revalorizar el ejercicio docente, porque, ¡qué profesión más valiosa que aquella que se empeña en cambiar el mundo!  
Compartimos para la reflexión un extracto del libro "Jesús Maestro y Pedagogo" de Antonio Pérez Esclarín. El mayor anhelo de un educador católico debe ser configurarse cada día a la forma de ser del Maestro de maestros, Jesús de Nazaret. 

SER MAESTRO A LO JESÚS: HACIA EL PERFIL DE UN EDUCADOR CRISTIANO 

Un educador cristiano es un apasionado de Jesús y su proyecto, que busca apasionar a sus alumnos en el seguimiento de Jesús por amor y en el compromiso de la construcción del reino. Es una persona espiritual, con espíritu, un testigo y misionero de la Buena Noticia. Muy consciente de sus limitaciones, errores e incoherencias, pero seguro del amor inquebrantable del Padre, siempre dispuesto a perdonarle y recibirle en sus brazos amorosos, se esfuerza por parecerse cada vez más a Jesús, por pensar como Él, hablar como Él, actuar en todo como El.. Entiende y asume que ser educador es continuar la obra creadora de Dios, ayudar a cada persona a realizar su misión en la vida, a desarrollar todas sus potencialidades y alcanzar su plenitud. Sabe muy bien que seguir a Jesús implica proseguir su misión de construir la fraternidad y está muy consciente de que su tarea de educador no se limita a enseñar programas, contenidos y materias o a desarrollar competencias y habilidades, sino que se dirige esencialmente a enseñar a vivir, a defender la vida, a dar vida, a dar la vida. Y entiende que, actuando así, encuentra su propia plenitud, realiza el sentido de la vida, la salva, no la bota ni malgasta. Es una persona de fe comprometida, vital, comunitaria, empeñado en vivir los diez mandamientos del Dios de la Vida: 

1.-Creerás que Dios es el Dios de la Vida, que desea la vida en abundancia para todos y no la muerte. 2.-No utilizarás el nombre del Dios de la Vida, para atentar contra la vida de nadie. 
3.-Agradecerás a Dios la vida y la celebrarás como un gran don y una tarea. 
4.-Defenderás la vida amenazada y honrarás a los que te han dado la vida. 
5.-No matarás de ningún modo la vida, pues la vida es de Dios. 
6.-Amarás y gozarás la vida sin egoísmos. 
7.-No te apropiarás de los bienes que han sido creados para que todos vivan. 
8.-Compartirás la vida con tu pueblo con toda verdad. 
9.-Trabajarás para que todos tengan lo suficiente para vivir. 
10.-Pondrás tu vida al servicio de los demás, hasta arriesgar tu vida por la vida de los otros. 

Estos diez mandamientos se resumen en dos: Amarás tu vida y la vida de tu pueblo como vida de Dios. 
Junto a este decálogo de la vida, el educador cristiano es una persona en formación, que vive comprometido por ser cada día mejor persona y mejor cristiano, por abandonar los hábitos de hombre o de mujer viejos e irse haciendo cada día un hombre o una mujer nuevos, capaces de contribuir a la construcción de un mundo nuevo, del Reino de Dios en la tierra. Por ello, también y sobre todo, es una persona de oración, y en el diálogo con Dios va discerniendo su voluntad y va solicitando la fuerza y el coraje para serle fiel siempre en las grandes opciones y en las menudencias diarias. 

Desde que hace ya bastante tiempo cayó en mis manos una obrita de Don Pedro Casaldáliga, titulada “los Rasgos del Hombre Nuevo”, siempre la he considerado como un excelente compendio del perfil de un educador cristiano. Sé que es un perfil ideal que, como el horizonte en la historia de Eduardo Galeano, se aleja a medida que uno lo persigue: 

Había una vez un hombre y una mujer que, fascinados por ese paisaje de colorido y luz que veían brotar frente a sus ojos, se dijeron fascinados: 

-¡Vamos a buscar el horizonte! 

Caminaban y caminaban, y a medida que avanzaban, el horizonte se alejaba de ellos. 

Se dijeron entonces: “Vamos a caminar más rápido, no vamos a detenernos ni a comer ni a descansar”. Pero, por mucho que apresuraban sus pasos, el horizonte seguía siempre igualmente lejano, inalcanzable. 

Hasta que al rato, cansados, agotados, con los pies aporreados y magullados de tanto andar, se tumbaron sobre el piso y se dijeron desanimados: “¿Para qué nos sirve el horizonte si nunca vamos a alcanzarlo?” 

-Entonces escucharon una voz que les decía:

 -¡Para que sigan caminando!

En educación, como en la vida, “no hay camino hecho. Se hace camino al andar”. El horizonte de vida que nos presenta Don Pedro en “Los Rasgos del Hombre y de La Mujer nuevos” sirve para seguir caminando, y así hacer camino. El único modo de conseguir el horizonte es seguirlo buscando. La meta no está al final del camino, sino que consiste precisamente en seguir caminando y buscando siempre, en no claudicar, en administrar la esperanza y seguir fieles tras las huellas de Jesús, siguiendo sus pasos. Un caminar en la búsqueda de una educación siempre renovada, que responda a la apasionante misión de presentar a los alumnos el proyecto de Jesús de un modo tan convincente que se animen a hacerlo suyo.

Caminar tras los pasos de Jesús exige vivir en estado de éxodo. Cada día exige sus rupturas con prácticas acomodadas, rutinas, hábitos, incoherencias entre fe y vida…Supone que los educadores cristianos nos asumamos como constructores de caminos educativos nuevos que lleven a alcanzar la plenitud y no como dadores de clases y programas, meros caminadores de sendas abiertas por otros, que no llevan a donde queremos ir, que no van tras los pasos de Jesús. 

Todo esto supone que los educadores cristianos debemos constituirnos en los protagonistas de los cambios necesarios, levadura en la masa de la educación, que nos esforzamos por vivir y construir los valores que proclamamos. Caminar haciendo camino va a suponer sacudir rituales y rutinas, convertir nuestra aulas y centros educativos en lugares de búsqueda, investigación y producción, lo que sólo será posible si hacemos de la oración, la reflexión permanente, el discernimiento y el diálogo prácticas habituales; si nos vamos asumiendo más como aprendices que como docentes, lo que supone humildad, un estado de insatisfacción permanente y sobre todo, disfrute.

El educador cristiano es una persona que goza con lo que hace, que acude con ilusión, “con el corazón maquillado de alegría”, a la tarea diaria de enseñar y curar, porque entiende y asume la trascendencia de su misión, porque se siente educador, maestro, no por obligación, sino por vocación. Sabe y agradece que Jesús lo eligió para la misión de educar, que Él va a estar siempre acompañándolo, dándole e ánimo y fuerzas para irse constituyendo como ese Hombre y Mujer Nuevos que nos propone Don Pedro Casaldáliga. Si el horizonte es el caminar, uno en cierta forma, irá siendo ya ese hombre y mujer nuevos si de verdad, se esfuerza por serlo. 

-Las Bienaventuranzas del educador cristiano 

1.-Bienaventurado el educador que vive agradecido el don de su vocación, reconoce humildemente que es un instrumento en las manos de Dios, y no tiene el corazón apegado al dinero ni a los títulos.

 2.-Bienaventurado el educador que enseña con la palabra y con el ejemplo, que vive lo que enseña y su vida es su principal lección. 

3.-Bienaventurado el educador que sabe leer el corazón y la mente de sus alumnos, que es capaz de descubrir sus temores, sentimientos e ilusiones, y enseña a soñar sueños de justicia y de grandeza y a ser fuertes y constantes en la construcción de sus mejores sueños. 

4.-Bienaventurado el educador que no sucumbe al desaliento ni a la rutina y renueva cada día su compromiso y su esperanza. 

5.-Bienaventurado el educador que no acepta un solo alumno sin educación o con una educación mediocre, y se esfuerza por formarse permanentemente para dar lo mejor de sí y ayudar a cada alumno a desarrollar sus potencialidades. 

6.-Bienaventurado el educador que nunca ofende ni maltrata, ni con la palabra o con los gestos, y que, porque tiene el corazón en paz, es un verdadero constructor de paz.

7.-Bienaventurado el educador cuya honestidad y entrega no siempre es comprendida por sus compañeros o sus superiores, y denuncia con coraje y con valor las prácticas deshonestas, autoritarias, injustas, sin importar las consecuencias que le traiga. 

8.-Bienaventurado el educador que es capaz de reconocer sus propios errores y equivocaciones y se esfuerza por no volverlos a cometer, capaz de pedir perdón cuando ha fallado y siempre dispuesto a perdonar. 

9.-Bienaventurado el educador que ama entrañablemente a cada alumno, que ama su profesión y se esfuerza cada día por ser mejor y por desempeñar mejor su profesión. 

10.-Bienaventurado el educador que alimenta cada día en la oración su firme decisión de seguir fielmente a Jesús. 

martes, 8 de enero de 2019

Hito del Proyecto educativo de Francisco


22/11/2018 

PRESENTACIÓN

El pasado 8 y 9 de octubre la Asociación Venezolana de Educación Católica - AVEC en su compromiso desde hace 73 años con la educación en compañía de sus instituciones afiliadas, reflexionó sobre el sentido y el significado de educar en estos tiempos, por lo que impulsó el VI Congreso Pedagógico Pastoral como una oportunidad y posibilidad de “Gestionar hoy la educación del futuro”, en coherencia y articulación con la Confederación Interamericana de Educación Católica – CIEC al igual que nosotros celebra sus setenta y tres años de servicio y compromiso con la educación católica. Nos complace promocionar a Uds. Equipos de gestión de los distintos centros educativos de AVEC el texto EL PROYECTO EDUCATIVO DE FRANCISCO, a través de unos hitos o referencias puntuales y significativas de tan valioso documento.

El libro es una invitación a tener esperanza. Como dice nuestro papa Francisco, “el optimismo es una actitud psicológica; la esperanza es un don de Dios, esa virtud que Dios te mete en el corazón y que radica en la promesa de Dios no te hace perder el rumbo”. Pérez, Óscar (2018) Secretario general CIEC 2017-2020.


Discursos del papa Francisco al mundo de la educación
  • Educar en el equilibrio entre la zona de seguridad y la zona de riesgo. Nos sugiere que debemos ser magnánimos, de corazón grande, que no tengamos miedo, un corazón amplio, un corazón grande, encontrando a Jesús en la contemplación.
  • Educar la cultura del diálogo y del encuentro. Con alegría manifiesta a los visitantes que conocer a otras personas, otras culturas siempre nos hace mucho bien, nos hace crecer, no somos islas, encontrándonos con otras personas, otras culturas, otros modos de pensar, otras religiones comenzamos a dialogar, a confrontar para crecer y madurar. Poner en práctica lo que hemos escuchado.
  • Educar la cultura del discernimiento, la cercanía y la solidaridad. Nos señala que hablar de crisis, es hablar de peligros y también de oportunidades ¿En cuál crisis te encuentras? ¿cuáles son las reacciones? Y nos indica volver a los dos discípulos de Emaús que desilusionados ante la muerte de Jesús se resignan y buscan huir de la realidad, las mismas actitudes las podemos leer también en este momento histórico. Destaca a la universidad como lugar de discernimiento y de formación a la solidaridad, como lugar de sabiduría, en formar al discernimiento para alimentar la esperanza. Hay que leer la realidad para que nos guie a la luz de su Resurrección. Pensando en la realidad del encuentro con el otro.
  • Educar para el desarrollo integral de la persona. Las instituciones educativas católicas están llamadas a ofrecer a todos, desde el respeto de la libertad de cada uno y de los métodos propios del ambiente escolástico, la propuesta cristiana, es decir, a Jesucristo como sentido de la vida, del cosmos y de la historia. Hace un llamado a la preparación cualificada de los formadores, de acuerdo a una generación que cambia también está llamado a cambiar, es decir, saber comunicar con los jóvenes. Recordándonos que “educar es un acto de amor, es dar vida.
  • Educar para aprender a aprender. El papa Francisco recuerda la imagen de su primera maestra, la que lo recibió a los seis años, en primer grado, nunca la ha olvidado, el ama a la escuela, porque esta mujer lo enseñó a amarla, también porque es sinónimo de apertura a la realidad, esto significa para él abrir la mente y el corazón a la realidad. Enseñar a aprender a aprender para que quede para siempre y la persona permanezca abierta a la realidad.
  • Educar para recomponer el pacto educativo. Resalta un refrán africano “Para educar a un hijo hace falta una aldea”. Y menciona que no hay que dejar solos a los chicos, hay que estar todos juntos por el chico, por eso hay que recomponer el pacto educativo, hay que poner empeño por crear una “red” de lazos verdaderamente humanos, que sea sostén de los niños, que sea un lugar de encuentro, de lo verdadero, lo bueno y lo bello. Sigan trabajando para crear esta aldea humana.
  • Educar para lograr armonías. Cada uno tiene un tesoro y este hay que compartirlo con los otros, porque al compartirlo y recibirlo este se multiplica. Nos hace énfasis que “no vamos a cambiar el mundo si no cambiamos la educación”. La familia, la escuela, la patria, la cultura deben tener un pacto con la educación, sólo así cambiará la educación. El pacto educativo debe ser asumido por todos y saldremos de esta crisis de la civilización que nos ha tocado vivir. Y para finalizar nos invita a buscar en cada uno de nosotros y en nuestros pueblos la belleza que nos funda desde el arte, la música, la pintura, la escultura, la literatura, educar en la belleza.
  • Educar en relaciones de acogida y benevolencia. A los colegas les dice, que él también como profesor sabe que es un trabajo mal pagado, pero bellísimo porque permite ver crecer día tras día a las personas que fueron confiadas a nuestro cuidado. Valora que enseñar es un compromiso serio y que el profesor jamás está solo, tiene a sus colegas y a la comunidad educativa a la que pertenece. El deber fundamental de un buen educador cristiano es el de amar con mayor intensidad a sus alumnos más difíciles, más débiles, más desfavorecidos. Nos hace un llamado como educadores a comprometernos con las periferias de la escuela, cuidar las relaciones humanas, que no son más que relaciones de acogida, de benevolencia.
  • Educar para cultivar y cuidar. Nos remite a la parábola del sembrador, hay que cultivar, esta parábola nos muestra los tipos de tierra, los tipos de siembra, los tipos de fruto y la relación entre ellos. Cultivar y cuidar. Añade que “No cultiva quien no cuida y no cuida quien no cultiva”, nuestros centros por lo tanto son un semillero de tierra fértil sedienta de vida, para cuidar de la tierra, para cuidar del hermano.
  • Educar es construir una gran familia. La escuela es una segunda casa, y esta se vuelve una gran familia para todos, donde aprendemos a ayudarnos a compartir lo bueno de cada uno, a dar lo mejor. Nos invita a soñar, a tener sueños y luchar por ellos. Nos aconseja no olvidarnos de rezar por él para que pueda compartir con muchos la alegría de Jesús. Y que recemos también para que muchos puedan disfrutar de esta alegría.
  • Educar hoy y mañana. Una pasión que se renueva. Hablar de humanidad es hablar de educación católica, la identidad católica es Dios, que se hizo hombre. Hay que preparar los corazones para que el señor se manifieste. Hay que enseñar a pensar, ayudar a sentir bien y acompañar en el hacer. El educador siempre debe arriesgarse a educar bien. Debe ser un maestro del riesgo. Formar gente que piense, gente que actúe. A los educadores nos invita a repensar y replantear las 14 obras de misericordia, como ponerlas en práctica en la educación.
  • Educar a los más auténticos valores humanos y cristianos. Destaca la importancia de promover una educación a la plenitud de la humanidad, una educación en la que haya lugar para todos. Hay que tender puentes. Aquí se nos invita a saber marcar la diferencia con la calidad formativa. Saber encontrar los modos y caminos. Saber hacernos notar por una coherencia educativa radicada en la visión cristiana del hombre y la sociedad.
  • Educar desde las bienaventuranzas y Mateo 25. Vuelve a recordar a los maestros que el pacto educativo está roto. Nos recuerda que la persona, para sentirse persona, tiene que sentir, tiene que pensar, tiene que hacer estos tres lenguajes sencillos: el lenguaje de la mente, el del corazón, el de las manos. La educación enseña a encontrarse a la gente y a llevar adelante obras de siembra. Nos pide que como educadores no nos cerremos a nuevas propuestas, a propuestas audaces de educación.
  • Educar para aprender uno de otros. Aprender los unos de los otros, es el mensaje del papa Francisco. Brindar ayuda oportuna. Jesús nos llama a servir a nuestros hermanos y hermanas, a hacernos cargo de los demás, es una llamada universal, enraizada en nuestra humanidad.
  • Educar para el reconocimiento de la dignidad de la persona humana. Los niños son los primeros que han de recibir atención y protección. Hace mención que el evangelio nos habla del efecto con el que Jesús acogía a los niños, tomándolos en sus brazos y bendiciéndolos (cf.Mc10, 16) Debemos dedicarnos a proteger la dignidad de los niños con ternura pero también con gran determinación, luchando contra la cultura del descarte. Nos alerta que la Red tiene su lado oscuro y regiones oscuras donde el mal consigue actuar y expandirse de manera siempre nueva y cada vez con más eficacia, extensión y capilaridad. Estamos llamados a movilizarnos juntos, sabiendo que nos necesitamos para buscar y encontrar el camino y las actitudes adecuadas que ayuden a dar respuestas eficaces. Todos juntos para tener siempre el derecho, el valor y la alegría de mirar a los ojos de los niños de todo el mundo.
  • Educar para una lectura cuidadosa del fenómeno migratorio. Reflexiona sobre las reacciones negativas, discriminatorias y xenófobas que suscita la acogida de los migrantes en los países de antigua tradición cristiana y propone profundizar en la reflexión teológica sobre las migraciones como signo de los tiempos. Hace referencia a las cuatro piedras angulares del camino de la Iglesia a través de la realidad de las migraciones contemporáneas: acoger, proteger, promover e integrar.
  • Educar al hecho de hacer asociación. Hace un llamado especial a los maestros cristianos, que trabajan en las escuelas católicas como públicas, a estimular en los alumnos la apertura al otro como rostro, como persona, como hermano y hermana por conocer y respetar, con su historia, con sus méritos y defectos, riquezas y límites. Mantener una alianza educativa entre la escuela y la familia. Y educar en un estilo de vida basado en la actitud de cuidado por nuestra casa común.
  • Educar para crear redes. Por segunda vez manifiesta que “Solo si cambia la educación se puede cambiar el mundo” y sugiere crear redes, reunir las instituciones escolares y universitarias para potenciar la iniciativa educativa y de investigación. Juntar los saberes, las ciencias y las disciplinas para afrontar los complejos desafíos con la inter-y la trans-disciplinariedad. La escuela sea una comunidad que eduque. Estamos llamados a no perder la esperanza porque hay que dar esperanza al mundo global de hoy, a través de una formación intelectual y moral.
  • Estamos llamados a Humanizar la Educación, estar abiertos al diálogo y trabajar por la realización del bien común. Humanizar la educación significa que es necesario actualizar el pacto educativo entre las generaciones. “La buena educación de la familia es la columna vertebral del humanismo" (pág. 105)

Hoy en Venezuela nos urge escuchar las palabras motivadoras e innovadoras del Papa y ponerlas en práctica desde nuestro quehacer educativo. En Venezuela el pacto educativo está roto como lo ha dicho el Papa reiteradas veces y como se evidencia en estos documentos. Es imprescindible vivir el humanismo solidario desde nuestras comunidades educativas, restituir de manera urgente los  valores de la fraternidad, humanidad y valoración del otro.


Le invitamos a avanzar en la profundización del Proyecto educativo del Papa Francisco y vivir el mismo dentro de nuestra comunidad educativa como la base del Proyecto educativo  del centro y líneas estratégicas de la evangelización del mismo.